Hoy es el primer lunes del año
2014 y siguiendo los consejos de Alejandro Jodorowsky quien nos anima a que
hagamos cosas que nunca antes hemos hecho, voy a hacer algo que nunca he hecho:
que mi primera acción/labor (remunerada o no) de este año sea haciendo algo que
disfrute hacer. Pensé en hacer yoga,
pero eso lo hago casi a diario. Por eso aquí
viene mi primera tarea del año: escribir.
Somos seres en continua evolución
en todos los aspectos, tanto físicamente, como mental y espiritualmente. El ser humano ha evolucionado en un cuerpo
físico cada vez más perfecto, en una mente cada día mas poderosa y hacia una
conciencia de su ser más amplia, considerando incluso algunos científicos recientemente que el destino del
hombre va mas allá de este mundo de partículas materiales, cada día se
investiga y se sabe mas sobre partículas infinitamente pequeñas que incluso son
capaces de comunicarse estando separadas, ya se habla de multiversos o
multidimensiones, de la partícula de Dios, entre otros temas que nos hacen
evolucionar en esa dimensión de conciencia no material, ni mental: la dimensión
de nuestro espíritu.
Esto nos lleva a pensar que el
hombre evoluciona pero no lo hace solo, dentro de su propio universo
evolucionan millones de formas de vida (bacterias y levaduras por citar algunas),
evolucionan también los seres a su alrededor, plantas, animales, minerales en
cristales, etc. Toda la vida evoluciona,
todo está en constante cambio. Y si
vamos más allá, podemos pensar también que nuestro planeta evoluciona y el
sistema solar en su conjunto.
La educación que nos dieron en el
colegio acerca de la posición heliocéntrica de nuestro astro alrededor del cual
giran la tierra y los demás planetas es obsoleta. Imaginen aquella foto de los planetas girando
alrededor del sol de nuestros libros o
enciclopedias ilustradas, en donde la tierra ocupa el 4to lugar y donde año
tras año da una vuelta completa y regresa al mismo punto. Así
entiendo ahora las cosas cuando en ciclos pasados en mi universo personal año tras año regresaba
al punto de partida repitiendo casi las mismas experiencias, solo con algunas
variaciones de forma, el fondo era casi igual.
Esta es la foto que debemos trascender.
Por eso tenemos que animarnos a hacer un cambio.
La teoría heliocéntrica ya no va más (ver video en este post). El sol se desplaza a una gran velocidad a lo
largo de una gran trayectoria en espiral que a su vez recorre un sendero
alrededor del centro de nuestra galaxia la Vía Láctea. De ahí que las fotos de las galaxias tengan
forma de grandes espirales. Todo el
movimiento del universo sigue este patrón del movimiento en espiral. Y así nuestro globo terráqueo girando alrededor
del sol, igual que los demás planetas, se mueven en una trayectoria que
recorren una espiral infinita, de tal manera que año tras año estamos en un
punto diferente en el cosmos, nunca se regresa al mismo punto tal como la foto
que nos enseñaron en el colegio.
Y si nosotros vamos incluidos en
este paquete de desplazamiento universal es lógico que veamos en nuestra
naturaleza el mismo patrón, desde la doble hélice de ADN en nuestro código
genético, la forma que tienen las conchas de mar, los girasoles, los huracanes
y cada forma perfecta de expresión de vida.
(Sobre las espirales, el patrón áureo o proporción dorada, las formas
geométricas perfectas sobre las que se basa la creación se puede encontrar
mucha información en internet).
Entonces cabe preguntarnos cómo
sentimos que estamos evolucionando. Si
sentimos que estamos en esa posición heliocéntrica donde año a año repetimos lo
mismo, con algunas variantes (una mejor oficina, una casa más cómoda, un auto
nuevo) pero con ningún cambio significativo que nos haga sentir mejor
internamente, es momento de tomar una decisión para un cambio. Nos elevamos en la espiral de conciencia solo
si internamente lo permitimos, si no promovemos esto en nosotros mismos podemos quedarnos atrapados en el nivel
aletargado que instaurado por los medios de comunicación masivos o por aquellos
a quienes conviene que no despertemos, nos mantiene como una manada de dóciles ovejas acostumbradas al
sistema actual, que no son capaces de ver mas allá y no se cuestionen los
cambios que ya merecemos tener como humanidad.
Debemos pensar en nuestro desenvolvimiento como seres que van más allá de
esta realidad física tridimensional. Existen
universos por explorar más allá de nuestra mente, pero tenemos que despertar
esa conciencia de unidad con el todo.
Vamos en nuestro día a día haciendo los cambios necesarios en nuestra
conducta, de respeto por la vida, por el proceso de evolución de cada uno a la
vez que ayudamos a los demás a despertar también en esta conciencia de que formamos
parte de un inmenso todo, en el que solo avanzamos si nos damos la mano.
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