Deseo por las sensaciones (Osho)


Leyendo a Osho encontré este tema que deseo compartir para animarlos a leerlo y meditarlo...
Se trata de experimentar las sensaciones sin volvernos esclavos de ellas.  Si vamos mas allá y nos adentramos en el terreno del placer que se busca permanentemente del goce de las sensaciones, entonces veremos el valor de meditar en estas sabias palabras.  
Tomando como ejemplo el tema del sexo, hay muchos que van buscando en el placer sexual mas y mas "variantes" porque no han aprendido su propio auto control.  Y van como animales en búsqueda de mayor placer porque se han insensibilizado a tal punto que nada los satisface.
Mi maestra nos explicó un día que los seres humanos venimos con una "medida", por decirlo de alguna manera, de sexo.  Osea si un hombre empieza desde muy joven a tener relaciones sexuales sin medida ni control, a edad tambien muy temprana su "capacidad" sexual se agotará.  Echará mano de "viagras" o de cuanta ayuda externa pueda procurarse ya que su deseo será insaciable, pero lamentablemente su capacidad orgánica estará agotada.
Los dejo con el texto de Osho.

Aprende de las sensaciones y obsérvalas, sólo así puedes comenzar la ciencia del auto-conocimiento. Vivimos para las sensaciones, anhelamos las sensaciones. Vamos buscando nuevas sensaciones; toda nuestra vida es un esfuerzo para obtener nuevas sensaciones. Y esto es lo que sucede: Cuanto más buscas las sensaciones, menos sensible te vuelves. La sensibilidad se pierde.
Es paradójico. En las sensaciones, la sensibilidad se pierde. Entonces pides más sensaciones y el 'más' mata más tu sensibilidad. Entonces pides aún más, y finalmente llega un momento cuando todos tus sentidos se han vuelto insensibles y muertos. El hombre nunca antes ha estado tan insensible y muerto como lo está hoy día. Antes siempre estuvo con más vida, porque no hubo tantas posibilidades para satisfacer tantas sensaciones. Pero ahora la ciencia, el progreso, la civilización, la educación, han creado tantas oportunidades para ir entrando más y más lejos en el mundo de las sensaciones. En última instancia te conviertes en una persona muerta; tu sensibilidad se pierde. Saborea más comidas -gustos más fuertes, comidas más fuertes- y tu gusto se perderá. Si vas alrededor del mundo y vas viendo cosas más y más bellas, te volverás ciego; la sensibilidad de tus ojos se perderá.

Cambia al objeto de tu amor todos los días -a tu enamorada o a tu enamorado, a tu esposa o a tu esposo- si lo cambias todos los días, tu sensibilidad por el amor morirá. Estás yendo en un terreno peligroso. Nunca entrarás en profundidad; sólo irás por la superficie, por la periferia. Cuanto más cosas experimentes, tu capacidad para experimentar será menor. Y entonces al final, cuando todas las cosas a tu alrededor hayan llegado a estar muertas, pides lo divino, pides la bienaventuranza, pides la verdad. Un  hombre muerto no puede experimentar lo divino. Para experimentar lo divino necesitas una sensibilidad total; necesitas estar lleno de vida. Recuerda, sólo lo similar puede hacer brotar lo similar.

Si quieres lo divino -'lo divino' significa lo más vivo, lo siempre vivo, siempre joven, siempre verde- si quieres encontrar lo divino, tendrás que estar más vivo. ¿Cómo hacerlo? Mata todo deseo por las sensaciones. No busques las sensaciones; busca la sensibilidad, vuélvete más sensible.

Las dos son diferentes. Si buscas las sensaciones, estarás buscando cosas; acumularás cosas. Pero si buscas la sensibilidad, todo el trabajo tendrá que ser hecho en tus sentidos, no en las cosas. Tú no estás para acumular cosas. Tienes que profundizar tus sentimientos, tu corazón, tus ojos, tus oídos, tu nariz. Todos los sentidos deberían ser profundizados de tal manera que puedan llegar a ser capaces de sentir lo sutil.
Ni siquiera podemos sentir lo grosero, y debemos volvernos capaces de sentir lo sutil. El mundo parece ser grosero sólo porque no podemos sentir lo sutil. Lo invisible está escondido en lo visible. Mira estos árboles. Mira lo grosero: al cuerpo del árbol. Nunca miras, nunca sientes la vida de adentro. ¡El crecimiento! El árbol en sí mismo no está creciendo; el árbol es sólo un cuerpo. Alguna otra cosa -lo invisible- está creciendo en él. Y a causa de eso, el árbol crece. Lo interior está creciendo, y a causa de eso, lo exterior está creciendo. Pero tú sólo miras al árbol, así que sólo lo exterior es visto.

Mira a tu alrededor. Mira en los ojos de tu amigo. Miras sólo los ojos, no al que ve a través de ellos. Toca el cuerpo de tu amigo. Tocas sólo lo grosero; nunca sientes lo sutil adentro. Sólo el cuerpo, sientes lo externo; porque tus ojos (tus sentidos) se han vuelto tan insensibles que no pueden sentir lo interno, lo invisible.



Más sensibilidad es necesaria. Busca menos sensaciones y crece en sensibilidad. Cuando tocas, conviértete en el toque. Cuando ves, conviértete en los ojos. Cuando oigas, toda tu consciencia debe ir a los oídos. Escuchando una canción, o escuchando a los pájaros, vuélvete tus oídos. Olvídate de todo lo demás, como si tú fueras tan solo tus oídos. Anda a tus oídos con tu ser total. Entonces, tus oídos se harán más sensibles.

Cuando estés mirando algo -una flor, o una cara bella, o las estrellas- conviértete en tus ojos. Olvídate de todo lo demás, como sí todo el resto de tu cuerpo se hubiera ido de la existencia y tu consciencia se hubiera vuelto tan solo tus ojos. Entonces tus ojos serán capaces de mirar más profundamente, y tú serás capaz de mirar también a lo invisible. Lo invisible también puede ser visto, pero necesitas ojos más penetrantes para verlo.

Mata todo deseo por las sensaciones, y crece en sensibilidad. Piensa menos en el mundo y más en tus sentidos. Purifícalos. Cuando no buscas sensaciones, llegan a purificarse más. Cuando, buscas más y más sensaciones, estás matando tus sentidos.

El hombre que encuentra lo divino es el hombre cuyos sentidos están totalmente vivos, en su máxima capacidad. Entonces no es tan solo que puedas ver lo divino. Podrás saborear lo divino, podrás oler lo divino. Lo divino puede entrar dentro de ti a través de cualquier sentido. Sólo cuando lo divino entra a ti desde todos los sentidos sucede la última realización. Si tan solo puedes ver lo divino, es tan solo una realización parcial. Entonces realmente no estás iluminado. Estás solamente parcialmente iluminado, si no puedes tocar lo divino, si no puedes saborearlo.

Usar tales palabras parece ilógico. ¿Saborear a Dios? ¿Es él una comida? Sí, él es todo. Puedes saborearlo, pero entonces necesitas una capacidad muy sutil para gustar. Tu propia comida llegará a ser divina. A través de la comida, se sentirá lo divino. Los rishis de los Upanishads han dicho que la comida es brahama. 'Anna es brahama. Ellos deben haberlo saboreado, deben haberlo comido. 
Nosotros continuamos pensando que Dios es un problema de lógica, así que vamos discutiendo acerca de él, a favor o en contra. Continuamos discutiendo si Dios existe o no. Esto no es relevante. Dios no es un tema de discusión, de lógica, de razonamiento. Dios realmente tiene que ver con la sensibilidad. Si no lo sientes, hazte más sensible. Ningún pensamiento lógico servirá de ayuda. ¡Hazte más sensible! Si eres sensible, él está ahí. El siempre ha estado ahí, pero tú no eres sensible. Las cosas te vuelven insensible. Las sensaciones te hacen insensible. Mata el deseo por las sensaciones.




Evolución de conciencia en espiral



Hoy es el primer lunes del año 2014 y siguiendo los consejos de Alejandro Jodorowsky quien nos anima a que hagamos cosas que nunca antes hemos hecho, voy a hacer algo que nunca he hecho: que mi primera acción/labor (remunerada o no) de este año sea haciendo algo que disfrute hacer.  Pensé en hacer yoga, pero eso lo hago casi a diario.  Por eso aquí viene mi primera tarea del año: escribir.


Somos seres en continua evolución en todos los aspectos, tanto físicamente, como mental y espiritualmente.  El ser humano ha evolucionado en un cuerpo físico cada vez más perfecto, en una mente cada día mas poderosa y hacia una conciencia de su ser más amplia, considerando incluso algunos científicos recientemente que el destino del hombre va mas allá de este mundo de partículas materiales, cada día se investiga y se sabe mas sobre partículas infinitamente pequeñas que incluso son capaces de comunicarse estando separadas, ya se habla de multiversos o multidimensiones, de la partícula de Dios, entre otros temas que nos hacen evolucionar en esa dimensión de conciencia no material, ni mental: la dimensión de nuestro espíritu.  


Esto nos lleva a pensar que el hombre evoluciona pero no lo hace solo, dentro de su propio universo evolucionan millones de formas de vida (bacterias y levaduras por citar algunas), evolucionan también los seres a su alrededor, plantas, animales, minerales en cristales, etc.  Toda la vida evoluciona, todo está en constante cambio.  Y si vamos más allá, podemos pensar también que nuestro planeta evoluciona y el sistema solar en su conjunto.  


La educación que nos dieron en el colegio acerca de la posición heliocéntrica de nuestro astro alrededor del cual giran la tierra y los demás planetas es obsoleta.  Imaginen aquella foto de los planetas girando alrededor del sol de  nuestros libros o enciclopedias ilustradas, en donde la tierra ocupa el 4to lugar y donde año tras año da una vuelta completa y regresa al mismo punto.  Así  entiendo ahora las cosas cuando en ciclos pasados  en mi universo personal año tras año regresaba al punto de partida repitiendo casi las mismas experiencias, solo con algunas variaciones de forma, el fondo era casi igual.  Esta es la foto que debemos trascender.  Por eso tenemos que animarnos a hacer un cambio.


La teoría heliocéntrica ya no va más (ver video en este post).  El sol se desplaza a una gran velocidad a lo largo de una gran trayectoria en espiral que a su vez recorre un sendero alrededor del centro de nuestra galaxia la Vía Láctea.  De ahí que las fotos de las galaxias tengan forma de grandes espirales.  Todo el movimiento del universo sigue este patrón del movimiento en espiral.  Y así nuestro globo terráqueo girando alrededor del sol, igual que los demás planetas, se mueven en una trayectoria que recorren una espiral infinita, de tal manera que año tras año estamos en un punto diferente en el cosmos, nunca se regresa al mismo punto tal como la foto que nos enseñaron en el colegio.


Y si nosotros vamos incluidos en este paquete de desplazamiento universal es lógico que veamos en nuestra naturaleza el mismo patrón, desde la doble hélice de ADN en nuestro código genético, la forma que tienen las conchas de mar, los girasoles, los huracanes y cada forma perfecta de expresión de vida.  (Sobre las espirales, el patrón áureo o proporción dorada, las formas geométricas perfectas sobre las que se basa la creación se puede encontrar mucha información en internet).


Entonces cabe preguntarnos cómo sentimos que estamos evolucionando.  Si sentimos que estamos en esa posición heliocéntrica donde año a año repetimos lo mismo, con algunas variantes (una mejor oficina, una casa más cómoda, un auto nuevo) pero con ningún cambio significativo que nos haga sentir mejor internamente, es momento de tomar una decisión para un cambio.  Nos elevamos en la espiral de conciencia solo si internamente lo permitimos, si no promovemos esto en nosotros mismos  podemos quedarnos atrapados en el nivel aletargado que instaurado por los medios de comunicación masivos o por aquellos a quienes conviene que no despertemos, nos mantiene como  una manada de dóciles ovejas acostumbradas al sistema actual, que no son capaces de ver mas allá y no se cuestionen los cambios que ya merecemos tener como humanidad.


Debemos pensar en nuestro desenvolvimiento como seres que van más allá de esta realidad física tridimensional.  Existen universos por explorar más allá de nuestra mente, pero tenemos que despertar esa conciencia de unidad con el todo.  Vamos en nuestro día a día haciendo los cambios necesarios en nuestra conducta, de respeto por la vida, por el proceso de evolución de cada uno a la vez que ayudamos a los demás a despertar también en esta conciencia de que formamos parte de un inmenso todo, en el que solo avanzamos si nos damos la mano.