Respirar bien para vivir bien




“Desde el momento en que se corta el cordón umbilical al recién nacido, los pulmones se convierten en la placenta que une al hombre con la madre cósmica” (C.L. Schleich).  Antes del nacimiento, nuestra madre respiraba por nosotros, pero desde que llegamos al mundo, cuando el contenido de CO2 en la sangre aumentó, se puso en marcha nuestro primer acto autónomo con la primera y profunda inspiración.

Antes de aprender ejercicios respiratorios complicados aprendamos a respirar bien, todos lo sabíamos hacer cuando éramos bebes, pero después con el paso del tiempo cambiaron las cosas, adquirimos variadas costumbres y nuestra respiración por diversos motivos se volvió incompleta, superficial, a tirones o apresurada, al estar continuamente bajo tensión, o bajo el dominio de emociones como la ansiedad, cólera, miedo, angustia, entre otras.

A pesar que ya no es costumbre usar corsés que en el pasado dificultaban la respiración a las damas, aun persisten algunos malos hábitos que no nos permiten expandir libremente nuestra caja torácica a plenitud: abdómenes duros y contraídos, diafragmas inmovilizados por acumulaciones de gas en el tracto gastro-intestinal, son algunos ejemplos.  Para ello lo primero que debemos hacer es des contractar todos esos músculos en permanente tensión, los que incluso peor que una faja, impiden una respiración normal; por este motivo es que la relajación es la puerta de entrada del yoga.

El aporte de oxigeno es solo un aspecto de la función respiratoria, así como la expulsión del CO2. Al inspirar, no solamente aspiramos aire hacia los pulmones, también estamos bombeando sangre a los tejidos de todo el cuerpo. Cuando el pulmón contiene más aire es cuando contiene también más sangre.  La respiración profunda es entonces un poderoso motor circulatorio.  El corazón es la bomba que impele sangre en la red arterial, mientras que los pulmones hacen de bomba aspirante sobre la circulación venosa.  Así  la circulación sanguínea depende de estas dos bombas motrices.

La forma como las células se deshacen de los restos que producen es a través de la sangre, cuya purificación se lleva a cabo especialmente en los pulmones. 
En personas sedentarias se producen acumulaciones de sangre o congestiones en uno u otro órgano.  El torrente circulatorio refrenado produce un desgaste y envejecimiento prematuros.  La respiración completa impide que en nuestros órganos se frene la circulación sanguínea hasta el punto de formar estagnaciones y que en lugar de ser un torrente se convierta en pantano.

El efecto de succión, de espiración, provocado por la respiración profunda constituye una de las más importantes correlaciones entre la respiración profunda y la circulación.  Un ejemplo citado por el Dr. Fritsche aclara este mecanismo: “La gran vena que lleva al corazón en forma ininterrumpida la sangre proveniente del hígado, es vaciada regularmente por la succión que el pulmón ejerce sobre ella al respirar.  Si la sangre venosa hepática no circula libremente, el hígado se hincha y se congestiona, lo que trae molestas repercusiones sobre la circulación de la sangre que proviene del tubo digestivo, y de aquí se sigue una digestión perturbada.  La respiración profunda y lenta disipa casi instantáneamente este estado congestivo del hígado, porque el pulmón aspira literalmente el exceso de sangre acumulado en el hígado, que llega al corazón derecho.

La respiración voluntaria y consciente es el medio más importante de que disponemos para aumentar la resistencia del organismo a las enfermedades.  Respirar es vivir, pero respirar lentamente y más aun, haciéndonos conscientes de nuestra respiración, es vivir mucho tiempo y en buena salud.

Mientras que para las posturas de yoga se requiere estar en ayunas, en ropa y lugar adecuados, para practicar la respiración voluntaria no se requiere nada más que darse el tiempo en cualquier lugar para hacerlo, incluso mientras otras tareas son realizadas.  Comencemos el día con algunas respiraciones profundas desde la cama antes de levantarnos por unos cuantos minutos, igual antes de acostarnos y mientras caminamos respiremos profunda y conscientemente.  Respiremos bien para no solo vivir bien, sino para vivir mejor.